Estimados docentes: Una de las principales competencias que necesitamos formar en nuestros estudiantes es la conciencia medioambiental. Desde las aulas, somos un apoyo permanente a las campañas que buscan instalar en el imaginario colectivo la importancia del reciclaje y la segregación de desechos tóxicos, orgánicos e inorgánicos, como primer paso para reducir los niveles de contaminación del planeta. En estos tiempos, una de las fuentes más grandes de elementos contaminantes es, precisamente, el avance tecnológico. Los grandes inventos que hoy determinan nuestra forma de vivir, comunicarnos e informarnos, genera enormes cantidades de desechos que figuran entre los más peligrosos para nuestra salud y la del mundo en el que vivimos.
¿Dónde solemos botar las pilas cuando ya se han descargado en su totalidad? ¿Qué hacemos con los celulares cuando ya no están operativos y los cambiamos por uno más moderno? Y si vamos más allá del uso doméstico, pensemos en las grandes oficinas que cada mes se deshacen de equipos completos y sofisticados de computadoras personales, teléfonos móviles y Smartphones, televisores LED/Touchscreen/Smart, etc. Todos estos aparatos hacen más fácil nuestra vida pues nos mantienen interconectados, comunicados y distraídos, pero cuando se convierten en basura su potencial contaminador es altamente nocivo.
Por eso existen contenedores especiales, en algunos supermercados y lugares públicos -no en todos, todavía- de color rojo, para que las personas depositen allí todos los desechos tecnológicos que ya no se van a usar. Aunque es la basura más difícil de tratar una vez que es desechada, en términos estrictos de reciclaje, es necesario tomar conciencia de que una de las soluciones para reducir sus efectos es no juntarla con otra clase de desperdicios.
Mientras el celular, el monitor y el televisor estén en su casa no generan riesgos de contaminación. Pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales. Muchos disponen de algún ordenador en casa y en el trabajo; aunque la vida útil de estos equipos se estima en diez años, al cabo de unos tres o cuatro ya han quedado obsoletos debido a los requerimientos de los nuevos programas y las nuevas versiones de los sistemas operativos. Este constante desarrollo tecnológico sumado a la lógica del mercado, genera un permanente recambio de los artefactos eléctricos y electrónicos que se consumen de manera doméstica.
Las nuevas funcionalidades y modelos de los aparatos; la mayor accesibilidad por la disminución de los costos y la oferta constante de “la novedad”, hacen que estos productos se tornen obsoletos con mayor rapidez. Adquirir un nuevo equipo informático es tan barato que abandonamos o almacenamos un ordenador cuando todavía no ha llegado al final de su vida útil, para comprar otro nuevo, desconociendo el enorme coste ecológico que comporta tanto la producción como el vertido de ordenadores.
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EL DATO:
Posibles soluciones
- Reciclar los componentes que no puedan repararse. Hay empresas que acopian y reciclan estos aparatos sin costo para los dueños de los equipos en desuso.
- Promover la reducción de sustancias peligrosas que se usan en ciertos productos electrónicos que se venden en cada país.
- La responsabilidad extendida del productor en la cual luego de su uso por los consumidores el propio productor se lleva el producto, esto los impulsa a mejorar los diseños para que sean más sencillos de reciclar y reutilizar.
- En algunos países se piensa en todo el ciclo de vida de un producto. Se multa a la gente que no se comporta responsablemente luego de consumir. Incluso algunos productos tienen una tasa destinada a resolver la exposición final de esos materiales.
- Las propias empresas deberían contar con un sistema de reciclaje de sus propios productos, así todo el planeta se beneficiaría.
- La «chatarra electrónica» o RAEE (Residuo de Aparato Eléctrico y Electrónico) puede considerarse en general como residuo peligroso ya que contienen pilas, baterías, etc. Estos residuos deben ser transportados con transportistas autorizados de residuos peligrosos y destinado a gestores autorizados, en ningún caso a chatarrerías comunes.
- El transporte o entrega directa a chatarrerías no autorizadas así como la recepción de estos residuos sin la documentación legal son castigadas duramente bajo grandes multas.
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