Estimados docentes: Hay temas asociados a nuestra profesión que existen desde hace mucho tiempo, antes de la aparición de la tecnología digital, las computadoras y las redes sociales. Uno de ellos, quizás uno de los más importantes y riesgosos, es el de la presión social, también denominada presión de grupos, que suele producir tensiones e incluso alterar la salud física y mental de nuestros estudiantes, que dejan de lado su propia personalidad para no sentirse excluido de las formas de ser y comportarse que adoptan en clase sus compañeros.

Por lo general, la presión de grupo se ejerce en comportamientos cuya calidad es descendente, de arriba hacia abajo. ¿Qué significa esto? Que el grupo social presiona pero no para estudiar más o para comportarse mejor en clase, sino para realizar aquellos actos que van contra la disciplina, la autoridad o inclusive la moral.

Cuando estos grupos sociales, movidos por la natural inquietud y desobediencia propias de la adolescencia, presionan a aquellos alumnos de personalidad más dócil, sosegada o respetuosa, generan en los alumnos de este perfil tranquilo una serie de dudas que pueden llegar a somatizarse, es decir, a manifestarse a través de dolores físicos o depresión, afectando su estado de ánimo y desempeño escolar.

La convivencia de nuestros alumnos en grupo no está libre nunca de estas situaciones y, como docentes, nos corresponde tener los ojos muy abiertos para detectar cuando esta presión social puede comenzar a trascender el hecho de un aprendizaje en sí mismo -la forma en que los jóvenes se desarrollan es fuente de enseñanzas para la vida- para volverse un agente de riesgo, con consecuencias negativas para la clase.

Por eso, psicología educativa y comunicación, además de un fino sentido de la observación, son vitales para comprender los códigos de conducta de los grupos que se forman en clase para evitar la mala influencia en quienes no encajan con esos comportamientos y se sienten presionados a hacer cosas que no quieren hacer.

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EL DATO

Efectos negativos de la Presión Social

  • Algunos comportamientos que los adolescentes toman de sus pares incluyen fumar, beber alcohol, tener sexo, hacer dietas excesivas y comer alimentos poco saludables.
  • Estos comportamientos pueden llevar a las adicciones, el embarazo adolescente, los desórdenes alimenticios y la obesidad.
  • Además, los adolescentes pueden sentirse presionados para no esforzarse en el colegio, rebelarse contra la autoridad y romper las reglas, lo cual conduce a notas bajas o implicación criminal.
  • En muchos casos, la presión social no se manifiesta con facilidad, sino que tal vez sólo se perciba.
  • Tu hijo adolescente puede adoptar malos hábitos en un esfuerzo por encajar o lucir bien, incluso si sus amigos realmente no se encuentren involucrados en estos comportamientos dañinos o arriesgados.

Efectos positivos de la Presión Social

  • La presión social puede también ser algo bueno.
  • Los adolescentes aprenden las normas sociales de sus pares.
  • Los niños con inadaptación social pueden aprender cómo encajar y comunicarse bien con lo demás si observan y emulan a otros adolescentes.
  • Asimismo, los adolescentes seguros de sí mismos pueden actuar como mentores positivos y dar un buen ejemplo a los demás.
  • Un grupo de pares positivo en el que tu hijo encaje bien puede subir su autoestima y prevenir que se involucre en comportamientos dañinos o arriesgados.

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