Estimados docentes: La juventud es, por naturaleza, rebelde y disruptiva, por lo que siempre encontrará caminos para enfrentarse a “sus mayores”, ya sean padres, familiares adultos o maestros/tutores. En ese sentido, esa etapa de descubrimiento personal que llega en la edad de la adolescencia pone a los individuos en formación a merced de diversos comportamientos y hábitos que, si no son bien orientados o caen en personalidades con carencias de afecto/formación durante sus años infantiles, pueden convertirse en vicios que obnubilen su criterio y deformen su percepción de la sociedad, sus derechos y los derechos de los demás, con riesgo a perder el control sobre sus propias decisiones.
La drogadicción, desde que se popularizó el consumo de sustancias para expandir procesos perceptivos -en la época del arte psicodélico y el movimiento hippie en los estados Unidos por ejemplo- que incluyen desde drogas naturales como la marihuana o compuestas como el ácido lisérgico, es un problema muy presente en poblaciones en edad escolar, por su asociación directa a la libertad, el irrespeto de las normas establecidas y un afán de experimentar “de todo» que, con los años, se convirtió en insumo de la publicidad y alcanzó picos altos de popularidad entre las masas por el estilo de vida de artistas famosos del cine, la televisión y la música.
La bohemia y el riesgo de estas actividades hacen hasta ahora de las drogas algo atractivo para determinados tipos de jóvenes. Es una realidad que muchos conocimos, tanto en época de alumnos -como sujetos pertenecientes a esas poblaciones estudiantiles víctimas de la desinformación y la presión social. Y como maestros, con casos en nuestras instituciones educativas que, más allá de lo que digan los medios convencionales y el chat GPT, sí tienen vinculación directa a las situaciones personales, familiares, amorosas y a los gustos y costumbres de cada grupo.
Hoy, que existe una peligrosísima variedad de drogas químicas, los jóvenes aprenden a veces de muy mala manera que su uso es extremadamente negativo para su desarrollo y salud. La peor de ellas, el fentanilo, incluso ha generado una población de consumidores que parecen muertos en vida, deambulando por las calles de diversas ciudades de EE.UU. y Europa, por los efectos nocivos a nivel cerebral de estos consumos. Debemos estar atentos a estas situaciones en nuestro desempeño docente.
EL LINK
https://educared.fundaciontelefonica.com.pe/desafios/consumo_de_drogas_entre_escola/
EL DATO
- Los adolescentes pueden ser más propensos a probar sustancias adictivas por primera vez cuando se encuentran en entornos sociales. El alcohol y la nicotina o el tabaco pueden ser algunas de las primeras sustancias adictivas más accesibles para los adolescentes.
- Además, si se sienten solos o estresados, los adolescentes podrían consumir sustancias adictivas para evitar estos sentimientos. También podrían probar estas sustancias adictivas porque sienten curiosidad, o como un modo de rebelarse y desafiar las reglas de la familia.
- Las sustancias adictivas que los adolescentes pueden consumir incluyen aquellas que son legales para los adultos, como el alcohol o el cigarrillo. También podrían usar medicamentos recetados para otras personas, como los opioides, o bien, pedir por Internet alguna sustancia adictiva destinada a mejorar el rendimiento deportivo o promover la pérdida de peso.
Fuente: Mayo Clinic
Las drogas,interfieren en la relaciön con el
entorno,la familia y el trabajo y pueden lle
gar a comprometer el proceso de aprendiza
je.Hay señales de alerta en los jóvenes que
consumen drogas,como son la disminución
del rendimiento escolar,cambian su patrön
de actividad,de sueño,de repente duermen
durante el día y despiertos de noche.
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