Estimados docentes: Parece obvio, pero no lo es. Nuestras nuevas generaciones viven de espaldas a la realidad y se mueven en el planeta como si todo fuera eterno. El agua, el aire, los recursos naturales, no son temas que les preocupen tanto como para modificar sus hábitos de vida, dominados por el consumo permanente, la diversión y el intercambio constante de aparatos, ropas, comidas chatarras, agentes contaminantes del suelo y de los elementos que hacen posible la vida. Como los procesos de deterioro medioambiental son, en tiempos humanos, lentos –a veces toman siglos en manifestarse efectos de ello- no es fácil crear una conciencia de responsabilidad y participación activa en beneficio del futuro. De su futuro.
Por ello es importante reforzar los enfoques educativos orientados al conocimiento, preservación y cuidado del medio ambiente en todas sus formas. Como grandes obstáculos tenemos, por supuesto, la publicidad que estimula el consumismo y sus vehículos, los medios de comunicación. La política y los negocios que ven en la acumulación imparable de riquezas y rentabilidades su única razón de ser y, por ello, rechazan con todos los instrumentos que les da el poder y la legalidad vigente toda insinuación de reducir uso de plásticos, químicos, producción de tecnología, derivados del petróleo y gases contaminantes de suelos, aguas y aires, tala de bosques y demás azotes a la naturaleza.
Es una tarea ardua y muy cuesta arriba, que los docentes necesitamos entender para avanzar, aunque sea con pasos minúsculos, y buscar corregir casa por casa las estrategias, por ejemplo, de reciclaje, manejo de residuos orgánicos, erradicar el plástico lo máximo posible, no caer presas del consumismo irracional de ropas, celulares, automóviles. Es una pelea de David contra Goliat que incluso exige cambios en nuestra propia forma de vida, razón por la cual se hace aun más difícil. La educación medioambiental no es solo un conjunto de conceptos y una colección de datos científicos curiosos, que te asombran un par de minutos. Es también reaprender a vivir en comunidad, con mayor empatía hacia la vida animal y vegetal, hacia el aire que respiramos.
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EL DATO
- Para desarrollar su sensibilidad ambiental. Los niños y niñas de tres a cinco años tienen una gran curiosidad y necesidad de descubrimiento, observación y exploración. Es por ello que siempre están dispuestos a aprender y conocer el mundo que les rodea. De ahí la importancia de valerse de estas características para trabajar la educación ambiental.
- Para la toma de conciencia ambiental. Las bases de los primeros aprendizajes considerando el tema ambiental en forma transversal ayudan a establecer una toma de conciencia en el futuro. Así, los niños y niñas poco a poco irán comprendiendo que el bienestar del mundo depende de todos y de todas y que aquello que hagamos para conservarlo es nuestra responsabilidad.
- Para la formación de hábitos que generen un cambio de actitud frente al medio ambiente. El periodo de edad entre los tres y los seis años es la etapa donde empieza la formación de los hábitos; y los niños y niñas tienen mucha disposición a adquirirlos. Por tanto, si se les brinda las oportunidades necesarias, podrán adquirir hábitos ambientales positivos.
Fuente: Ministerio del Ambiente (Perú)
El análisis sobre la preservación del medio ambiente es realmente fundamental en un país como nuestro querido Perú, que tiene sus regiones naturales de costa, sierra, selva y 200 millas marítimas, con riquezas naturales que responsablemente los peruanos debemos cuidar para nuestro bienestar presente y de las generaciones futuras. Felicitaciones al Ministerio del Ambiente y Derrama Magisterial por la preocupación de difusión pertinente.
El Enfoque Ambiental, es una estrategia q’
facilita la integridad de las a’reas de aprendi
zaje, abordando problemas locales y globa
les,se trata de una conceptualizacio’n de la
relacio’n existente entre la sociedad, su en
torno y la cultura, fomentando la concien
cia cri’tica en los estudiantes.