Estimados docentes: Cada vez cada cierto tiempo, las ciencias sociales introducen términos “nuevos”, a veces inventados -como por ejemplo la “gentrificación”-  a veces resultado de usos bárbaros del idioma español -como “accesar” en lugar de “acceder”- y otras veces adaptaciones del inglés como la “gamificación” o lo que nos ocupa hoy en este post, la “resiliencia”. En estos y otros casos, el uso constante de estas palabras, las mismas que podemos calificar de neologismos y muchas, a pesar de sus orígenes no muy académicos, terminan ingresando al lexicón oficial por su presencia en textos y discursos en círculos universitarios, periodísticos y políticos, hasta ganar su propio espacio.

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la resiliencia es, en su primera acepción: “La capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. En inglés se dice “resilience” y este vocablo anglosajón proviene asimismo del latín –“resiliens” o “resilïre”- que significa literalmente “rebotar, saltar hacia atrás, replegarse” que define, originalmente, un proceso de la física: las reacciones de materiales o sistemas que les permiten recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”. Esto significa que la resiliencia es una característica de las cosas más que de los seres humanos.

Lo que ocurre es que, como en muchas otras cosas, los científicos sociales suelen adaptar estos procesos científicos, más fríos y medibles, a las sensaciones y emociones humanas para generar tendencias que obtengan validación a partir de la pertinencia de sus resultados. En ese sentido, la resiliencia es ahora una virtud subjetiva del ser humano, además de seguir conservando su sentido original como descripción de una cualidad de determinados elementos del mundo físico.

Como indica el concepto del diccionario, la resiliencia vendría a ser, en sencillo, la capacidad de aguante de un individuo, su resistencia ante los problemas y fuerza para reponerse, salir adelante ante la adversidad. Muchos años antes de que el término “resiliencia” se usara por todas partes, ya las familias y las escuelas trataban de enseñar esta cualidad positiva a los niños y adolescentes en formación, pues para la vida adulta y el mundo competitivo. Sobre todo en estas épocas, tener esa fortaleza interior para no dejarse derrotar es fundamental para sobrevivir. Por eso es un aprendizaje indispensable en las aulas.

EL LINK

https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/escolar/la-resiliencia-en-la-escuela-388211.html

EL DATO

  • Una persona resiliente siempre tiende a ser optimista. Este último se define como la tendencia de ver las cosas desde una perspectiva positiva; estos siempre buscan dar un enfoque positivo a la situación que se presenta.
  • Las personas resilientes tienen un mayor sentido de pertenencia con el contexto social en el cual están inmersos.
  • Las personas resilientes se caracterizan por su ética y valores morales. Estos tienden a procurar el bien ajeno sin juzgar a quien se lo hacen. Estos principios son fundamentales para los que se construye la resiliencia.

Fuente: Medium.com

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