Estimados docentes: Durante años, la investigación sobre la alimentación saludable se ha centrado principalmente en la salud física y en la relación entre la dieta, el peso y las enfermedades crónicas. Pero el campo emergente de la psiquiatría nutricional estudia cómo pueden hacernos sentir los alimentos.

“Mucha gente piensa en la comida en términos de cintura, pero también influye en nuestra salud mental”, afirma Uma Naidoo, psiquiatra de Harvard y directora de psiquiatría nutricional y de estilo de vida del Hospital General de Massachusetts. “Esa es una parte que falta en la conversación”.

La conexión entre el estómago y el cerebro es fuerte, y comienza en el útero. El intestino y el cerebro se originan en las mismas células del embrión, dice Naidoo. Una de las principales vías de conexión entre el cerebro y el intestino es el nervio vago, un sistema de mensajería química bidireccional que explica por qué el estrés puede desencadenar sentimientos de ansiedad en la mente y mariposas en el estómago.

Los psiquiatras especializados en nutrición afirman que la alimentación no debe sustituir a otros tratamientos para la salud mental, como la terapia y los medicamentos recetados, pero tampoco debe ignorarse. Varios estudios han sugerido que los cambios en la dieta pueden conducir a mejoras significativas en el estado de ánimo y el bienestar mental.

“Tenemos que comer; es una necesidad básica”, dice Naidoo, que también es chef profesional e instructora de la Escuela de Artes Culinarias de Cambridge. “Y la comida es también una herramienta muy poderosa en términos de nuestra salud mental” (New York Times).

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EL DATO

  • Se ha ido acumulando evidencia de que aplicar cambios en el estilo de vida, como la práctica de actividad física, seguir una dieta mediterránea y corregir las deficiencias de vitaminas como la D puede ser de ayuda para prevenir enfermedades neurodegenerativas.
  • Los ácidos grados Omega 3, cuya función es recubrir las neuronas, son fundamentales para una buena salud cerebral, ya que favorecen la plasticidad sináptica y mejoran las funciones cognitivas del cerebro.
  • Por el contrario, un exceso de grasas saturadas y trans, presentes sobre todo en los alimentos ultra procesados, puede causar estragos en el cerebro a corto, mediano y largo plazo.

Fuente: La Vanguardia.com

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