Estimados docentes: La posmodernidad tiene, entre sus principales características, los altos índices de contaminación sonora que padecemos en las grandes ciudades. ¿Cuántas veces nos hemos visto a nosotros mismos en situaciones como esta?: Dentro de una unidad de transporte público, tratamos de leer algo y de repente, una señora contesta una llamada por celular. Como el bus está lleno, las bocinas del tráfico suenan sin parar y los motores de los autos llenan el reducido espacio, la señora grita para lograr que su interlocutor la escuche. Alrededor, basta con que una sola persona más esté haciendo lo mismo para que el ambiente sonoro se haga irrespirable.

Y, por lo general, no ocurre eso sino que puede haber más de tres personas, sosteniendo a duras penas y a grito pelado, sus charlas telefónicas al mismo tiempo. Si a eso le sumamos que, desde distintas ubicaciones en el microbús lleno, hay quienes están escuchando sus teléfonos sin usar audífonos, la sobrecarga de ruidos es tal que quienes deseaban algo de tranquilidad para leer un poco terminan, rápidamente, abandonando la idea. Y el silencio se convierte, de un momento a otro, en algo tan imposible de alcanzar como la paz en Gaza o la erradicación de la corrupción en la región.

Aprender a guardar silencio es algo que no solo aplica como conducta observable en hospitales, funerales, iglesias o bibliotecas. Por supuesto, nosotros como docentes sabemos de la importancia del silencio para conseguir un ambiente que propicie una mayor atención entre los alumnos. Y también es un comportamiento social más amable, ser silencioso a ser bullicioso. En los edificios de departamentos, lo que hoy conocemos como “propiedades verticales”, son más considerados aquellos vecinos que no hacen bulla, que promueven la actividad silenciosa, incluso en lo referido a sus reuniones sociales o familiares. Además, el silencio prepara mejor a nuestros cerebros para la concentración, la reflexión y la introspección, tan importantes para el proceso de aprendizaje, en cualquier nivel de enseñanza.

Alcanzar el silencio es tan difícil en estos tiempos que uno debe retirarse lo máximo posible de la ciudad para disfrutarlo. Ustedes, colegas, ¿qué piensan?

EL LINK

https://viviendoconsciente.com/como-practicar-el-silencio/

EL DATO

  • Apunta que vivimos en un modelo de sociedad en el que tiene más tendencia a triunfar una persona muy habladora a una reservada, pero no tiene por qué ser mejor virtud tener dones para la comunicación hablada, pues escuchar es esencial.
  • Daniel Goleman en su libro “Inteligencia social” asegura que “el arte de saber escuchar es una de las principales habilidades de las personas que tienen un alto grado de inteligencia emocional”.
  • Al igual que el autor explica que se debe educar la escucha, también opina lo mismo del silencio. Hace referencia directamente a las aulas, donde considera que el silencio “tiene que estar relacionado con el clima armónico que en ella exista, y no por el hecho de que por norma haya que estar callado por obediencia” y añade que “se debe alejar lo más posible el concepto de silencio del de disciplina”.

Fuente: ABC.es

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