Estimados docentes: Las nuevas tendencias educativas y de crianza promueven, a veces de manera tácita y otras de manera directa, la noción de que la disciplina no debe ser tomada como base central del proceso de aprendizaje, pues consideran que la relación de padres/maestros con hijos/alumnos debe estar fundamentada en un acercamiento menos rígido, más relajado. Muchos no lo quieren aceptar, pero esa conceptualización equivocada es la madre de todos los vicios sociales que hoy padecen las sociedades occidentales.

Ocurre que, en cierto momento de nuestra historia reciente, la disciplina comenzó a ser socialmente mal vista, debido al uso desproporcionado que se le ha dado tradicionalmente en comunidades verticales como los ejércitos o ciertos regímenes políticos establecidos sobre bases dictatoriales. Por tal motivo, el desprestigio de todo lo que sonara a aplicación de normas disciplinarias -por estar orientadas al castigo/recompensa, la jerarquía, la prohibición- se fue haciendo más sólido pues esas maneras exageradas se permearon a escuelas y hogares. Por eso comenzaron a surgir las recomendaciones de “no ser tan drásticos” para evitar traumas en individuos en formación.

Sin embargo, el aprendizaje de la disciplina sí es vital para que nuestras nuevas generaciones crezcan con más orden y respeto por las normas. Ser disciplinado no tiene nada que ver con ser castigador, excesivamente drástico o abusivo. Esas son malas prácticas que deben desterrarse de cualquier institución o círculo social. Ser disciplinado permite adquirir conciencia de la importancia de desarrollar, por ejemplo, buenos hábitos sociales o buenas conductas alimenticias. Ayuda a llevar una vida ordenada, cuidando nuestra salud e integridad así como la de nuestras familias. La disciplina nos aleja de los excesos como estar todo el día pegado a la televisión y las redes sociales, evita el consumo descontrolado de comidas chatarra, bebidas alcohólicas o drogas. La disciplina nos hace distribuir mejor nuestro tiempo y así aprovechar de una buena lectura, películas de calidad y no aceptar todo lo que dicen los programas de farándula.

En suma, la disciplina bien entendida, en lugar de traumatizar a base de castigos o exigencias absurdas, contribuye a formar ciudadanos ordenados y capaces de discernir qué es lo mejor para sus propias vidas, sin dejarse llevar por tendencias comerciales o modas absurdas que atenten contra la sana convivencia.

EL LINK

https://www.cosasdeeducacion.es/disciplina-en-el-aula-es-importante/

EL DATO

  • La cuestión de la disciplina en la educación no está exenta de controversia. Por lo tanto, existe una puja entre los distintos modelos que se pueden implantar.
  • Las normas que rigen en el aula se pueden interpretar como una extensión de la educación en el núcleo familiar. Brindan la posibilidad a los alumnos de experimentar habilidades de autorregulación.
  • El tema de la disciplina en la escuela representa el talón de Aquiles en la tarea educativa de cualquier sociedad escolarizada. La disciplina se considera uno de los valores básicos de la educación

Fuente: Educalink

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