Estimados docentes: Cada vez que nuestros alumnos publican algo en sus redes sociales lo que sigue, en la mayoría de casos, es un cuadro típico de ansiedad por ver las reacciones que su publicación ha de generar. Después de lanzado el post -una foto, un video, un link- el cibernauta promedio revisará su pantalla -ya sea una computadora de escritorio, una laptop o un teléfono cada diez segundos para verificar quiénes le dan “like”, quiénes dan su aprobación (con un dedo), su burla (con una carcajada) o su desacuerdo (con un emoji naranja).

Esta compulsividad sugestiona a los usuarios de las redes a vivir angustiados si sus posts no son bien recibidos, o son ignorados, que en determinadas personalidades pueden ocasionar una serie de cortos circuitos que, tarde o temprano, afectarán su autoestima y capacidad para lidiar con el fracaso. Incluso para individuos con una formación más sólida en aspectos relacionados a la distinción entre lo real y lo virtual, esta ansiedad por conseguir “likes” está presente y adquiere diversos niveles de influencia en la vida diaria.

La presión social siempre ha existido en los diversos estadios de crecimiento y es, en cierto modo, normal entre adolescentes y niños, necesaria para ir moldeando la personalidad, la capacidad de respuesta y las habilidades sociales. Pero, como ha ocurrido, también desde siempre, con las búsquedas de liderazgo a través de juegos toscos, la posmodernidad ha impuesto una especie de descontrol sobre aquello que necesitan las nuevas generaciones como herramientas para solidificar sus aprendizajes y muchas veces terminan exagerando al punto de perder de vista lo importante, convirtiéndose en esclavos de lo que dicen o dejan de decir unos de otros en las redes. Moderar estos hábitos virtuales va más allá de algunas medidas disciplinarias o normativas pues tiene que ver con dotar a los más jóvenes de esa perspectiva que no los aleje de su esencia humana frente a la distracción tecnológica.   

EL LINK

https://www.elmundo.es/promociones/native/2018/06/26/

EL DATO

  • Dos de las características más importantes de la psicología del adolescente son las siguientes: búsqueda de experiencias más allá del ámbito familiar, y búsqueda de aceptación por parte de un grupo de referencia (adolescentes de la misma edad y un poco mayores que uno mismo).
  • En concreto, el uso descontrolado de redes sociales como Facebook o Instagram puede hacer que “se enganchen” a sus smartphones y ordenadores.
  • Tal y como hemos visto, las redes sociales dan motivos para la publicación de contenidos que hablen de uno mismo, y esto hace que el hecho de experimentar nuevas experiencias sea aún más estimulante: se le puede sacar más partido al hecho de explorar unas ruinas, trepar por un edificio abandonado, irse de vacaciones a un lugar exótico o incluso estrenar ropa.

Fuente: Psicología y Mente.com

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