Estimados docentes: Una de las cosas que todas las especies y organismos vivos hacemos desde que comienza nuestra vida es alimentarnos. Y lo hacemos siempre, hasta el final del camino. Ese concepto debería bastar y sobrar para entender la importancia fundamental que tiene –cuando alcanzamos la edad y el desarrollo neuronal y cognitivo para hacerlo- el conocer qué alimentos estamos introduciendo a nuestro sistema corporal. Alimentarse es como respirar para nuestra subsistencia. Si no lo hacemos somos presa fácil de enfermedades, infecciones y, en general, de tener un desarrollo integral débil, incompleto, con carencias que afectarán, tarde o temprano, nuestro desempeño físico, intelectual y hasta emocional.

Por eso, desde que los infantes estén en capacidad de entender conceptos elementales como sabores, texturas, olores, etc., ya están en capacidad de iniciar el aprendizaje sobre los alimentos. Por qué una fruta es mejor que una bolsa de caramelos. Cómo reconocer que una verdura o fruta están en camino a descomponerse y, por ende, no es bueno consumirla después de determinada cantidad de días. No hace falta que convirtamos a los niños en nutricionistas expertos. Simplemente se trata de introducirlos en las bases de la buena alimentación, saludable y agradable. Tampoco se trata de prohibir el consumo de alimentos no naturales –golosinas, gaseosas- pero sí de reducir su ingesta para cuidar la salud.

Alimentarse, dicho sea de paso, no es lo mismo que comer. Una persona puede comer muchas cosas sin que eso se refleje en la adquisición y absorción de nutrientes que ayuden al desarrollo neuronal, a la masa muscular, a la composición de los huesos. Es decir, hay muchos productos que son ricos al paladar pero definitivamente aportan muy poco o nada al cuerpo, en términos de salud y bienestar funcional. Y, en exceso –que es promovido por la publicidad y la vida rápida-, son incluso fuente de enfermedades graves (diabetes, hipertensión) que pueden terminar poniendo en riesgo la vida de nuestros alumnos. Y de nosotros.

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EL DATO

  • Los niños aprenden jugando. Ellos pueden aprender acerca de alimentos nutritivos a través de actividades divertidas. Aproveche este último mes de verano, haciendo que los niños se diviertan aprendiendo acerca de alimentos nutritivos.
  • Cierto día o a la hora que estén comiendo, hablen acerca de la forma y color de los alimentos. Preparen una merienda o una comida que tenga determinada forma o color. Por ejemplo, una merienda anaranjada puede ser un melón, queso tipo cheddar, zanahorias cortadas a lo largo en pedazos delgados, jugo de naranja o tronquitos de naranja.
  • Muchos de los libros para niños están disponibles en la biblioteca de su localidad. Lleve a sus niños en una visita a la biblioteca y seleccione un par de libros que puedan disfrutar durante la semana.

Fuente: Web Extension Illinois

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    virus en Peru’y los alimentos son importan
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    s,interno y externo.

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