Estimados docentes: En la presente entrevista, el psicólogo, escritor y educador norteamericano Howard Gardner define la educación del siglo XXI sobre la base de una de sus principales características: La posibilidad de comenzar a aprender desde que se nace o incluso desde antes de nacer. Esta realidad hace que un camino previamente inexistente para el proceso de enseñanza-aprendizaje -el tramo conformado por los últimos dos meses de gestación- se convierta en una ruta aconsejable para estimular de manera temprana las conexiones cerebrales en formación del nonato, a través de técnicas auditivas, pues es un hecho comprobado que cada niño ya tiene desarrollados, en el vientre de la madre, sonidos y vibraciones.

Gardner postuló la teoría de las inteligencias múltiples, que hoy es una de las más extendidas y aceptadas por la neurociencia y la pedagogía. Estas diversas inteligencias pueden confluir, en distintas cantidades por decirlo de alguna manera, en cada estudiante. Y es responsabilidad del docente y de los padres de familia identificar cuáles son las que más se manifiestan en cada estudiant, con la finalidad de incentivar aquellas disciplinas y conocimientos que se ajusten a sus talentos naturales.

Esto supone un acercamiento a la educación personalizada, difícil en términos logísticos ya que hay tantos matices de inteligencias múltiples como  alumnos en cada colegio. Pero el reto de la modernidad es optimizar lo máximo posible este conocimiento, aporte extraordinario de la psicología, para orientar cada vez mejor nuestras clases en aras de una mejor educación de cara al futuro.

En este enlace una entrevista amplia al creador de la teoría de las inteligencias mútliples:

EL LINK:

https://elartededucarte.wordpress.com/2015/08/25/entrevista-con-howard-gardner/

EL DATO:

Consejos de Howard Gardner para padres y maestros:

1. No es necesario medir las inteligencias múltiples de los niños a menos que haya un problema de aprendizaje: El conocimiento de aquellas inteligencias predominantes y aquellas débiles en un niño es sólo importante cuando hay algún tipo de problema. En ese caso necesitas saber la naturaleza del problema y averiguar si la actividad planteada o el entorno le crea un problema por su falta de aptitud en una inteligencia concreta. En estos casos el profesor se enfrenta al reto de ofrecerle la oportunidad de aprender de forma diferente con una actividad más adecuada a sus habilidades.

2. El tiempo dedicado a desarrollar cada una de las inteligencias no ha de ser necesariamente el mismo: Según nuestra lotería genética nacemos con unas inteligencias más desarrolladas que otras. Mientras un niño es un atleta nato, otro aprende a leer a los 4 años y otro es capaz de capaz de dibujar con suma perfección. Si un niño tiene facilidad para aprender idiomas, podemos exponerle a más lenguas extranjeras que a otro, pero si vemos que tiene dificultad en operaciones lógico-matemáticas, podemos introducirle a juegos como el ajedrez para reforzar el desarrollo de esa inteligencia. A medida que el niño se hace mayor, será él mismo quien decida qué y cómo desea aprender.

3. Los padres han de evitar el narcisismo positivo y el narcisismo negativo: En el afán de conseguir todo el potencial intelectual de un hijo, a veces un padre superpone su agenda personal al interés y la habilidad del niño.  Un narcisismo positivo se da por ejemplo cuando un padre que es muy buen tenista, impone o insiste en que el hijo practique ese deporte para que él también lo sea. También existe el caso contrario, el narcisismo negativo, en donde el padre no es un buen tenista pero impone ese deporte para que el hijo sí lo llegue a ser. Ambas situaciones son perjudiciales en su educación.

4. La tecnología crea dependencia en los adolescentes y los padres debemos dar ejemplo y supervisar su uso: Gardner ofrece dos consejos concretos: Ser el modelo a seguir de nuestros hijos. Si queremos que se desconecten, es primordial dar ejemplo propio mostrando cada día que nosotros somos capaces de desconectar de nuestros teléfonos móviles, tabletas y portátiles. Enseñarles habilidades de cálculo y programación para que ellos mismos puedan modificar o crear trasladando la dependencia a la capacidad de transformación y dirección de sus objetivos con ellas.

5. Ser inteligente y ser persistente no es suficiente para que tu hijo llegue a ser un buen profesional: Gardner define a “un buen trabajador” como una persona Excelente, Comprometida y Ética. Si trasladamos estas características a un buen educador se trataría de una persona con un amplio conocimiento de su materia, con gran motivación por su trabajo e interés por los niños  y una persona que entiende que en ocasiones tendrá que tomar decisiones difíciles, con intereses contrapuestos y tendrá que evaluar con rigor el camino que considera más correcto. Cuando se equivoque, aprenderá de sus errores.

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