Estimados docentes: Los seres humanos respondemos a estímulos todo el tiempo. Y, aunque la publicidad y el marketing digan lo contrario, no todos reaccionan igual a todo, todo el tiempo. En ese sentido, pensar en que podemos motivar a una clase de treinta o cuarenta alumnos con las mismas cosas, es una ilusión y, hasta cierto punto, una ingenuidad.
Plantear temas interesantes ¿puede resultar estimulante de manera genérica? Por supuesto. Pero, ¿quién nos dice qué es interesante y qué no para una masa de niños o adolescentes que reciben a diario y desde diferentes fuentes de información, estímulos gráficos y sonoros que, en la mayoría de los casos, están en las antípodas de lo que puede llamarse educativo.
Pongamos un ejemplo: los jóvenes reaccionan positivamente al reggaetón, se emocionan, saltan de sus asientos, acampan durante noches enteras para ver y escuchar, desde lejos, a un personaje que jamás se conectará personalmente con ellos y que les dice cosas, en la mayor parte de sus letras, agresivas y malcriadas. ¿Será entonces que debemos poner reggaetón en clase para captar su atención?
Esa es la lógica del Tik Tok y, a pesar de que a veces parece dar resultado, en líneas generales solo consigue una mayor dispersión entre los estudiantes y consolida la noción de que la educación se convierte también en un juego divertido. Pero no porque tenga que ser seria y aburrida, sino porque una cosa es la diversión sin sentido del reggaetón y sus principales simbologías, y otra cosa es la diversión que ofrece una clase de historia, de arte, de ciencias o de música (de verdad).
Entonces, la respuesta es que, para motivar el aprendizaje necesitamos mucha creatividad pero también mucho sentido crítico, un aprendizaje previo que es menester construir en los alumnos para que aprendan a diferenciar entre lo que puede ser divertido y a la vez útil y aquello que, siendo entretenido, no es fundamental para la vida.
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Fuente: Elige Educar.cl
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