Cupido: La historia de un personaje especial

Estimados docentes: En la iconografía clásica del Día de San Valentín -cuyo origen y detalles puedes ver aquí– abundan los corazones rojos, las flores, los bombones y los flechazos. Estos últimos vienen desde las alturas, lanzados por un personaje mitológico asociado a los dioses grecorromanos.

Como podrán profundizar en el video y los links asociados a este post, este personaje de las ficciones más antiguas creadas por las civilizaciones que dieron forma a la cultura occidental, es tradicionalmente representado como un niño alado, que porta consigo un arco y lleva a la espalda sus flechas, con las cuales une los corazones de aquellas personas destinadas a enamorarse.

Su historia es fascinante y ha dado origen a muchas canciones, poemas, cuadros e imágenes alusivas al poder del “flechazo”. La unión del sustantivo “flecha” –“arma arrojadiza compuesta de una asta delgada con una punta afilada en uno de sus extremos y en el opuesto algunas plumas cortas que sirven para que mantenga la dirección al ser disparada”- al sufijo aumentativo “azo” da cuenta de su dimensión e importancia.

De hecho, el diccionario define en tercera acepción este sustantivo como “amor que súbitamente se siente o inspira” como parte del lenguaje coloquial en toda Latinoamérica y sinónimo de “apasionamiento”, “seducción” o “enamoramiento”, de forma indistinta a pesar de que podríamos hallar diferencias entre una y otra situación.

EL LINK

https://www.ngenespanol.com/historia/que-tiene-que-ver-cupido-con-el-14-de-febrero/

EL DATO

• Una historia que tiene que ver con la mitología romana, Cupido (del latín cupido, «deseo») es el dios del deseo amoroso. Hijo de Venus, diosa del amor y la belleza, y de Marte, dios de la guerra, tiene el mismo origen y la misma historia que el dios griego del amor, Eros.
• De hecho, durante los siglos XIV y XVII, los pintores crearon muchas obras de arte que mostraban a Cupido como un angelito. Esta misma versión comenzó a aparecer en las tarjetas del Día de San Valentín a finales de 1800.
• En cualquier caso, la figura de un personaje de carácter pueril y, en ocasiones, mezquino, es la que se hizo más célebre en el imaginario común europeo de los siglos siguientes.

Fuente: Ok Diario.com